Born to be Alive | Drew |

No sabía ni que hacía allí, bueno, sí lo sabía. Había sido una semana durisima en la tienda, y quería relajarme y divertirme un rato, aunque estar yo sola en un bar no pintaba muy bien... Bueno, al menos saldría de la mansión y me alejaría de la tienda, que era suficiente como para animarme a arreglarme y coger el coche. Me puse frente al espejo por última vez, mi pelo, ondulado y brillante, caía sobre mis hombros despejados, ya que llevaba un vestido rojo palabra de honor bastante ceñido, en conjunto con unos zapatos de tacón negro y un mini-bolso del mismo color. Me retoqué el maquillaje por última vez, a estos sitios debías ir perfecta, y cogí las llaves del coche.

Conduje mi New Beetle hasta un local situado en el centro, era mi favorito ya que estaba en una azotea, y las vistas por la noche de la ciudad eran impresionantes. Aparqué con tranquilidad y salí del coche, dirigiéndome al edificio con calma. La música se oía ya de fondo, y a medida que subía en el ascensor, cada vez era más clara. Cuando las puertas se abrieron pude ver el lugar, lleno de gente bailando, riendo y pasándoselo bien. Sonreí levemente y me acerqué a la barra.

-Un Sex on the Beach, por favor.

El camarero sonrió y fue a prepararlo, mientras, yo puse el dinero sobre la barra, así, cuando volvió con el cocktel solo tuvo que cogerlo y darme el cambio. Cogí mi bebida y sorbí de la pajita, distraída.

Finalmente tenía tiempo para mí, para divertirme, hacer locuras y ¿porque no?...también para embriagarme y no recordar nada de esa noche como siempre solía hacerlo cada que tenía la oportunidad de divertirme. Aparqué mi coche y bajé sin prisa alguna de el. La música se podía escuchar aún sin tener que entrar, eso era lo que me gustaba de lugares como ese, tenían un ambiente bastante agradable. Entre y me dirigí directo a la barra-Dame un Absolut Blue Souvenir- le pedí al barman, saqué un cigarro de la bolsa de mi saco y lo encendí inmediatamente le di una calada. Mientras que dirigía mi mirada hacia la pista de baile no había nadie interesante hasta que de pronto mi mirada encontró a nada más y nada menos que a Alexa Dubois, espere a que el barman me entregara mi bebida, deje el dinero sobre la mesa y camine hasta donde estaba ella vestida con un vestido rojo bastante ceñido que no podía negar que se le veía bastante bien- Vaya, quién diría que me iba a encontrar contigo en este lugar-le dije con una sonrisa mientras me acercaba a ella para saludarla con un beso en la mejilla. Algo me decía que esta noche ambos la íbamos a pasar realmente bien

Estaba como ausente, quizás no había sido muy buena idea venir, tendría que descansar, la verdad era que estaba agotada y unas cuantas horas de más en la cama no me vendrían nada mal. Pero, a su vez, era viernes, y no salir un viernes era bastante patético. Una voz conocida me sacó de mis pensamientos, alcé la vista de mi bebida para encontrarme con los ojos azules de Andrew Cipriani. Trabajaba codo con codo con Anto, y de eso lo conocía.

-Ya ves, quería divertirme un poco... Pero llevo tanto sin salir que es como si se me hubiera olvidado.

Él se inclino para darme un beso en la mejilla, y yo se lo devolví, como saludo. Después me llevé la bebida a la boca, con un brazo apoyado en la barra y las piernas cruzadas, tal y como mis padres me habían enseñado, toda una señorita.

-¿Como tú por aquí?